Tiempo

Sólo se produce la derrota del tiempo
en el instante ínfimo de resplandor,
en el pasmo súbito de la revelación,
en el umbral de toda experiencia.

Pues la experiencia ya es duración
y bucle de lo caduco,
curriculum de una muerte anunciada
y baba de caracol perplejo.
.
No somos sin pasado, pero somos contra él.
No somos aún futuro, pero somos hacia él.
Somos presente inexistente,
pasado cayendo hacia el futuro;
realmente no somos ni estamos:
solo un continuo ir y venir,
sin acabar de llegar, un mero tender.
.
Y en este movimiento perpetuo en el tiempo,
dentro del tiempo, abarcados y limitados por él,
solamente la caída apenas perceptible
en el instante revelador del fuera de sí
nos hurta de la Prisión Temporal,
de la muerte y del olvido que es haber vivido

prisioneros en la sustancia del tiempo.
.
Solamente en el fuera de sí resplandeciente
el tiempo desaparece, deslumbrado, aniquilado,
burlado por un sentir ensimismado
que se proyecta tan fuera de sí-mismo
que escapa a la acción del tiempo,
de su gravedad, para entrar
en la órbita infinita de lo eterno.
.
Lo demás es sucumbir o remedio narcótico.
.
La ebriedad como sedante del alma lúcida,
como rebeldía y actitud frente a lo irremediable,
como plataforma hacia el fuera de sí,
como cuarentena y exilio, como búsqueda.
.
La ebriedad del amor, del místico, del trance inesperado,
la de las drogas, la de la pasión obsesiva;
ese trastorno de la percepción del tiempo,
esa alteración en la captación del cómputo,
esa perturbación de la conducta condicionada,
esa turbación disolvente del alma;
ese caos ordenado de lo aleatorio
haciendo pedazos la estructura del tiempo:
enquistando infinitos en una fracción de segundo.
.
Estar fuera de sí desde el ensimismamiento:
alas de mariposa, flor de jazmín, canto de cisne:
eternidad emergida de la derrota del tiempo.
.

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