No hay tiempo,
lo empleamos en vivir
deprisa, angustiados,
atesorando vanidades.
Demasiada información
nos aisla: somos islas
flotantes en un mar
extraño, turbulento,
que acumulan día a día
sus detritus. Nos hundimos,
sin remedio, en medio
de la nada.
...
Frente a mi ventana
canta un ruiseñor,
sus trinos llegan libres
salvando los barrotes
de su jaula:
¿Añorará la rama?
Copla al tibio sol de otoño.
b
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