de un mordisco apasionado
en tus labios de ensueño
con mis dientes de ocaso:
de mis fauces colgaron
girones de frases sangrantes
y por las comisuras
de mis labios resbalaron
palabras sin sentido, viscosas
como gotas de sangre.
Apenas pude balbucear
un "no te vayas" con los ojos.
Te ibas. Te fuiste;
y en tus labios
se marchitó la flor
que nunca llegaría a abrirse.
Me arrancaste la esperanza
con un mordisco atroz
de adiós y labios sellados;
y mientras te ibas, amor,
fuiste dejando tras de ti
un reguero de palabras no dichas,
testigo mudo de tu rabia
manando a chorros, incontenible,
desde el más despiadado desprecio
de tus labios hermosos.
Apenas pude balbucear
un "no te vayas" con los ojos.
Te ibas. Te fuiste;
y en tus labios
se marchitó la flor
que nunca llegaría a abrirse.
Me arrancaste la esperanza
con un mordisco atroz
de adiós y labios sellados;
y mientras te ibas, amor,
fuiste dejando tras de ti
un reguero de palabras no dichas,
testigo mudo de tu rabia
manando a chorros, incontenible,
desde el más despiadado desprecio
de tus labios hermosos.
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