Qué de mucha cama,
qué de poco sueño;
no acuden rebaños:
yo, el sólo borrego.
Cíclope, así, escribo:
con un ojo abierto
y el otro cerrado
-pues no ve un pimiento.
Estoy apoyado
contra el cabecero,
mientras elucubro
convocando al sueño.
Ya van tres tercetos
y el primer bostezo;
con no poca suerte
del quinto no excedo.
Y el quinto es, por fin,
quien será el postrero
pues que ya claudica
el ojo despierto.
l
No comments:
Post a Comment