En el pulido mármol resplandece
un sol velado por nube viajera,
sobre este cielo mi alma se estremece
presintiendo la pasión de la esfera.
Ahora un nubarrón el cielo oscurece:
el mármol deviene sólo solera;
el presentimiento desaparece,
triste queda la imaginación huera.
Divertimentos son del alma humana
estas mentiras, al fin, necesarias;
este dilucidar la realidad
-eterna noche de existencia vana-
con estrellas que, aunque imaginarias,
esclarecen la inmensa oscuridad.
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